Algunos de los que viajan a Lisboa por primera vez se sorprenden al saber que la gran extensión de agua frente a la Plaza del Comercio no es el Océano Atlántico, sino el Río Tajo. No obstante, pese al carácter fluvial de la ciudad, en sus proximidades encontramos numerosas playas en las que tumbarnos al sol los días de verano.
La ciudad de Lisboa, como tal, no tiene playa; aunque en su área metropolitana sí podemos encontrar varias. Para encontrarse con el final del río Tajo y el comienzo del Océano Atlántico tenemos que desplazarnos unos diez kilómetros al oeste del centro de la ciudad, siguiendo el curso del río por los barrios de Alcántara y Belém y entrando ya en la vecina localidad de Oeiras, donde geográficamente ya podemos decir que las aguas que bordean el litoral pertenecen ya al Océano Atlántico y no al Tajo.
Dada la proximidad de la ciudad al mar, acercarse a algunas de las playas cercanas es una de las actividades favoritas de los meses de verano tanto para los lisboetas, como para quienes han decidido pasar unos días de turismo en Lisboa. Sin embargo, el gran número de playas de la zona hace que -dependiendo de nuestros intereses, el tiempo del que dispongamos libre o el medio de transporte que utilicemos- podamos elegir entre diversas opciones.
Las más famosas de entre estas
playas de Lisboa son las de
Costa da Caparica- en la margen sur del río Tajo- extensas, limpias y no demasiado masificadas. Sin embargo, la dificultad de llegar hasta ellas en transporte público hace que la playa de
Carcavelos -muy cercana a Lisboa y con buen acceso desde el tren de cercanías- también sea extremadamente popular para darse un baño en el mar. Opciones algo más aisladas, como la de
Guincho; o menos populares, como
Santo Amaro; son también interesantes de tener en cuenta.
Santo Amaro
La pequeña
playa de Santo Amaro, en Oeiras, muy cerca ya de la desembocadura del río, no era la más popular entre los lisboetas, ni la más conocida por los turistas. Sin embargo, es una de las más cómodas para llegar desde el centro de Lisboa, para aquellos que no quieren complicarse mucho la vida o disponen de
poco tiempo. En el tiempo en el que residía en la ciudad, era la playa que elegíamos cuando queríamos pasar un par de horas después de nuestra jornada de trabajo, no tanto por su calidad, como por su proximidad y facilidad de acceso.
Playa de Santo Amaro de Oeiras
Sin ser especialmente amplia, sí que tiene espacio suficiente para soportar una buena afluencia de bañistas. Cuenta con establecimientos de comida y bebidas cercanos y está en una zona urbana, pero no agobiante. Lo mejor que tiene, sin duda, es su localización. Se accede muy bien en coche por la llamada Marginal -la carretera que va paralela a la desembocadura del río y la costa hasta Cascais- y la estación del tren de cercanías de la línea de Cascais (salida de la estación de Cais do Sodré) está a apenas cinco minutos. El tren es muy recomendable, ya que si vamos en coche en un día con muchos bañistas podemos encontrarnos con algunos problemas para aparcar en la zona.
Quizá los mayores problemas que tenga sean lo molesto que es el viento los días que sopla fuerte y la saturación que puede haber en los fines de semana. Sin embargo, es una playa estupenda para pasar un par de horas por la tarde de un día de diario y relajarse después de visitar la ciudad.
Carcavelos
La de Carcavelos es la playa popular de Lisboa por excelencia. Enorme, con espacio para miles de personas, atrae cada fin de semana de verano a miles de personas que llenan el tren de cercanías durante los cerca de 30 minutos de viaje entre el centro de Lisboa y esta pequeña localidad de la periferia. Es la playa popular, la que eligen aquellos que no quieren irse muy lejos o los que no tienen coche. La playa de los jóvenes y de las familias que no quieren irse muy lejos.
Playa de Carcavelos – Fuente: Wikimedia.org
Lo mejor de Carcavelos es que, como playa, es enorme y de buena calidad. La arena es fina, hay muchísimo espacio, no hay muchas piedras ni zonas de rocas, lo que hace el baño muy cómodo y nos permite disfrutar de una playa más que aceptable a muy pocos kilómetros de Lisboa. En el lado negativo, sin embargo, está la aglomeración. Aunque la playa es grande y hay sitio para todos, es posible que quienes quieran disfrutar del mar en un ambiente tranquilo y silencioso no estén muy contentos con el excesivo bullicio de los visitantes.
Estoril y Cascais
En los núcleos urbanos de Estoril y Cascais también hay pequeñas playas a las que podemos acercarnos si el resto de opciones no nos llaman la atención. Son zonas de baño pequeñas, pero que tienen su encanto. Lo mejor es combinarla con una visita o una comida en los pueblos.
La de Estoril es relativamente pequeña y está separada del centro de la ciudad por las vías del ferrocarril y la Marginal, aunque simplemente atravesando un paso subterráneo llegaremos a ella. Cuidado con la tentación de ir directamente al famoso y cercano Casino de la ciudad desde la playa. Aunque no es especialmente estricto en lo que a código de vestimenta se refiere, tampoco te dejarán entrar en bañador.
En Cascais, por su parte, tenemos una pequeña playa en el centro urbano, aunque en este caso resulta mucho más recomendable hacer algunos kilómetros más y acercarse hasta la cercana playa de Guincho.
Costa da Caparica
Para mi gusto, la mejor opción, pero también una de las más difíciles de acceder desde el centro de Lisboa. La zona de Costa da Caparica está formada por una sucesión de playas de unos 30 kilómetros de longitud total que se extienden desde la pequeña localidad del mismo nombre que está situada en el municipio de Almada, en la orilla sur del río Tajo, hacia el sur.
A diferencia de las playas de la margen norte del río de las que hemos hablado anteriormente, éstas no están orientadas hacia el sur -la desembocadura-, sino al oeste y son las más recomendables si realmente queremos disfrutar del mejor día de playa posible en las proximidades de Lisboa.
Fotografía aérea de parte de la Costa da Caparica – Fuente: portugalfotografiaaerea.blogspot.com
Treinta kilómetros de playas dan para mucho, por lo que -si disponemos de un coche (si no llevamos el nuestro,
en Lisboa es relativamente barato alquilar uno)- lo mejor es no quedarse en las playas situadas más al norte, cerca de la población, sino
seguir la pequeña carretera que va hacia el sur bordeando la costa. Cuanto más al sur vayamos, menos frecuentadas estarán las playas. Incluso, en algún caso, nos encontraremos con un pequeño acantilado en el entorno.
También se puede llegar en
transporte público, pero -en ese caso- limita mucho nuestros movimientos y requiere bastante tiempo de viaje. La empresa
TST (Transportes Sul do Tejo) cuenta con una línea que va desde algunos puntos del centro de Lisboa (Areeiro o Alcântara, entre otros) a Costa da Caparica -ver horario de la
línea 161-. También podemos tomar los autobuses de esta compañía desde alguna de las estaciones del tren Fertagus en la margen sur del río.
Las playas son fantásticas, sobre todo cuanto más nos alejamos de Lisboa, y muchas de ellas cuentan también con pequeños chiringuitos o restaurantes en los que podemos comer y pasar el día completo de playa. Entre semana no encontraremos muchos bañistas, aunque en los fines de semana más calurosos del verano siempre habrá más gente. No obstante, nunca tuve la sensación de gran aglomeración.
Estos días de fin de semana, sin embargo, tienen un grave problema a la hora del regreso. El camino para volver de Costa da Caparica al centro de Lisboa en coche pasa necesariamente por el cuello de botella del Puente 25 de Abril, donde a partir de cierta hora de la tarde se forman tremendas colas para cruzarlo de los automovilistas que han pasado el día en las playas del sur. Dado que el puente Vasco de Gama queda demasiado lejos y la opción del barco es ridícula por nula capacidad, no nos queda más remedio que armarnos de paciencia y aguantar el atasco de vuelta -o eso, o adelantar o atrasar notablemente nuestro regreso-.
Praia do Guincho
La verdad es que es difícil poder hablar de una playa salvaje a poco más de 30 kilómetros de Lisboa y a menos de diez de Cascais, pero la
Praia do Guincho es lo más parecido que tenemos. Está situada en un entorno natural, rodeada de
dunas formadas por la arena que el fuerte viento que viene del mar ha empujado desde las playas. En ocasiones, el viento hará incluso que la arena cubra parte de la carretera que pasa por detrás de la playa obligándonos a conducir con cierto cuidado.
Playa do Guincho – Fuente: Wikimedia.org
Es una playa amplia, rodeada de naturaleza y con la característica de contar siempre con mucho viento, lo que hace que sea muy frecuentada por los aficionados del surf, el windsurf y el kitesurf, aunque también la convierte en algo incómoda para el baño los días que sopla más viento.
Podemos acceder a ella fácilmente en coche desde Cascais siguiendo la carretera de la costa que sale hacia el oeste de la ciudad con dirección a los impresionantes acantilados del Cabo da Roca y -ya en el interior- hacia Sintra. Es una buena opción para detenernos un rato si estamos haciendo la ruta Sintra-Cabo da Roca-Cascais. También podemos llegar desde Sintra o Cascais en los autobuses de la empresa
Scott y andando o en bicicleta desde Cascais (hay carril bici buena parte del recorrido).